Mapa de Ucrania. Imagen: Pixabay.
- Ucrania se encuentra rodeada por varios aliados rusos
- Los vecinos de la antigua república soviética podrían marcar el futuro del conflicto
Ucrania se encuentra en la zona este de Europa: por el norte linda con Bielorrusia, por el oeste con Moldavia, Transnistria, Hungría, República Checa y Polonia, por el sur con Crimea y por el este con la propia Rusia.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania ha puesto el punto de mira sobre cuatro: Bielorrusia, Transnistria, Crimea y la propia Rusia. Estos territorios pueden comprometer duramente el desarrollo de la guerra, ya que la antigua república soviética se podría ver cercada por naciones prorrusas.
Para poder comprender de dónde surge todo esto hay que echar la vista atrás, en concreto a la época de la Guerra Fría. No es un secreto que Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) estaban enfrentados tras el final de la Segunda Guerra Mundial: demasiado potencial armamentístico de ambos y el “dominio” del mundo en juego.
En este tiempo, Estados Unidos de la mano de varios países europeos crearon la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para defenderse de posibles ataques. Los rusos hicieron lo propio uniéndose en lo que se llamó Pacto de Varsovia, una alianza del bloque del este.

Países miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Imagen: OTAN
Sin embargo, hay que regresar a Rusia y avanzar hasta el gobierno de Gorbachov para entender varios de los puntos que están latentes hoy en día. Con el desmantelamiento de la Unión Soviética se crearon numerosos países que hasta entonces permanecían a ese gigante ruso. Ucrania fue uno de ellos, no obstante, una gran parte de la población rusa siempre lo consideró como una extensión del país de los zares (al igual que Bielorrusia) que jamás debía haberse convertido en nación. Con esto ya se explican parte de las pretensiones del líder ruso Vladimir Putin.
Pero, esto no es una cuestión nueva, tal y como comenta Juan Andrés García Martín, profesor de Historia de la Universidad Rey Juan Carlos a Abro Comillas: “Esta actitud no es nueva. Ya se vio con el famoso telegrama Kennan de 1946. La URSS se consideraba rodeada por un Occidente hostil, lo cual alimentó la férrea dictadura sobre la población, ese miedo justificó su “sovietización” de la Europa oriental. Ante esta actitud, EE.UU. proclamó que solo valía la contención”.
Tras la separación, fueron muchas las naciones del Este de Europa las que trataron de entrar tanto en la OTAN como en la UE. Esto suponía una amenaza para Rusia, la cual había perdido casi toda su presencia, al menos de forma oficial, en el viejo continente. Por ello, Gorbachov, último líder de la URSS, trató de pactar con los organismos europeos para que no se extendieran hacia el este.
En un principio la promesa se respetó, ya que la OTAN accedió a mantenerse alejada de ese flanco, pero poco a poco países como Letonia, Lituania, Estonia o varias de las antiguas repúblicas yugoslavas se fueron incorporando. No obstante, el bloqueo iba dirigido principalmente a Ucrania, puesto que el país se encuentra muy cerca de ciudades como San Petersburgo.
Frontera este
Los intentos de Ucrania de entrar en la OTAN suponían una amenaza, sobre todo con Putin ya en el poder. Para entender esto hay que echar mano de la geografía de Europa. Por el sur, Rusia es capaz de protegerse fácilmente, ya que cuenta con la barrera natural de los Montes Urales, lo que, en caso de guerra, complicaría enormemente la entrada de carros de combate y tropas en el país euroasiático.

Mapa físico de Europa. Imagen: Pixabay
Sin embargo, si se mira más al norte se encuentra una gran llanura que linda con la frontera este de Ucrania. Esta sería la entrada natural al país de Putin, en caso de entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte la potencia euroasiática tendría el “enemigo a las puertas”.
De cara a un conflicto bélico, la OTAN contaría con vía libre para entrar en Rusia. Además, el país de Putin no podría permitirse lanzar ninguna amenaza ni ataque a la Ucrania de Zelenski.
A la frontera con Rusia también hay que sumarle la presencia de Donetsk y Lugansk, las dos ciudades que declararon su autonomía de Ucrania en 2014. Ambas han sido clave en la entrada de tropas rusas a Ucrania, ya que Putin reconoció estos territorios, lo que sirvió de excusa para entrar en el país en primera instancia con el objetivo de ofrecerles su ayuda para que pudieran mantener la independencia del país al que pertenecían.
Frontera sur
Rusia también está presente en el sur de Ucrania. Desde 2014 la península de Crimea está bajo control del gigante.
Este territorio tiene un interés estratégico altísimo, no solo por su posición geográfica, sino por las infraestructuras con las que cuenta. Es el único puerto comercial realmente útil del que dispone Rusia, esto se debe a las malas condiciones climáticas y la difícil navegación por el mar de Barents y del Caspio. A su vez, no les interesa perder su dominio ya que es un punto de presión a Ucrania.

Localización de Crimea. Imagen: Ruperto Miller vía Flickr
La gran cantidad de efectivos del ejército ruso y el arsenal depositado allí supone una amenaza para Ucrania en el conflicto debido a la vía directa de entrada al país.
Precisamente, la salvaguarda de este territorio ha sido uno de los impulsos para la invasión del país vecino. En caso de que Ucrania hubiese entrado en los organismos internacionales implicaría que Rusia habría invadido un territorio perteneciente de la OTAN por medio de las armas, esto supondría la intervención del resto de miembros y la posible pérdida de Crimea, es decir, el único puerto útil de Putin.
Frontera Oeste
En el lado opuesto a Rusia está Transnistria, un “país” de reconocimiento limitado y un gran desconocido para la mayoría de ciudadanos, aunque con la entrada del Sheriff de Tiraspol en la Champions saltó al diálogo público.
Esta franja situada entre Ucrania y Moldavia consiguió la independencia en 2014, sin embargo, la tensión en el territorio procedía desde mucho antes. Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis masacraron a la comunidad judía de la actual Transnistria, territorio que pertenecía a Moldavia. La URSS acudió en auxilio del territorio, no obstante, tras echar a los nazis, en lugar de abandonar la zona y replegar a los efectivos del ejército, decidieron permanecer en la frontera.

Localización de Transnistria. Imagen: Bogdangiusca
En ese mismo tiempo, Rumania y Moldavia trataban de llegar a un acuerdo de unificación de ambas naciones. Sin embargo, esto supondría aislar a Transnistria entre dos territorios alejados del Gobierno de Moscú. Por ello, los rusos que permanecían en el país impidieron finalizar las negociaciones y los rumanos tomaron la decisión de olvidarse del territorio.
A pesar de las reticencias de Europa, las tropas rusas permanecieron en Transnistria con la excusa de «proteger» el arsenal que había quedado de la guerra con los nazis.
En 2014, aprovechando la tensión en la zona derivada de la ocupación rusa de Crimea, Transnistria convocó un referéndum (apoyado por el 96 % de la población) para permanecer independientes y poder entrar a formar parte, algún día, de Rusia. El país de Putin, en este momento, decidió no anexionarse Transnistria (como sí había hecho con Crimea) para evitar más tensiones y sanciones.
Con lo cual, Rusia contaría, prácticamente, con una base militar en la frontera con Ucrania en la que habría arsenal de guerra y personal suficiente para lanzar una ofensiva desde allí.
Frontera norte
Al norte se encuentra Bielorrusia. A pesar de que su posición acerca del conflicto todavía no está muy clara, es uno de los puntos clave en el desarrollo de la guerra. Esto se debe a que gran parte de su economía depende de Rusia, por ello, además de por su cercanía ideológica e histórica, no parece tener en sus planes posicionarse en contra de Moscú.
La importancia de este territorio viene precisamente de su equidistancia. Por una parte, se ofrece como negociador entre ambas delegaciones, como ya hizo en 2014. Sin embargo, también permite que Putin emplee su terreno para llevar a cabo el despliegue militar contra Ucrania.
No se puede olvidar quién gobierna en Bielorrusia: Lukashenko, antiguo militar, es un fiel aliado del Kremlin. Este lleva en el poder desde 1994 y, tras un referendo que le permitirá tener armas nucleares, se ha asegurado la permanencia en el cargo hasta 2035. Pero la cosa no acaba ahí, durante todos los años de su mandato se le ha acusado de llevar a cabo políticas autocráticas, así como de censurar a la oposición y a la prensa independiente y moverse en función de los intereses de Rusia.
Y ahora ¿qué?
A pesar que todos estos frentes le permiten a Rusia lanzar ofensivas desde numerosos puntos a Ucrania no necesariamente significa tener ventaja en el conflicto. Juan Andrés García destaca que “en realidad, esto puede revertirse y perjudicar al atacante. O tiene una considerable mayoría numérica de efectivos o el esfuerzo puede quedar difuminado al no ser capaz de coordinar tantas regiones”.

Volodymyr Zelensky, Presidente de Ucrania. Imagen: President of Ukraine
Todo esto no es más que la consecuencia de las políticas que se implementaron tras las grandes guerras de Europa. “El apaciguamiento que aplicaron tras la Segunda Guerra Mundial fue nefasto, sin embargo, era la opción más apoyada en aras de evitar un nuevo choque”, apuntaba el profesor de Historia, Juan Andrés García.

Putin, Presidente de Rusia. Imagen: Pixabay