ABRO COMILLAS.
- El salario anual femenino en el fútbol profesional dista en 140.000 euros del masculino
- Deportes como el baloncesto femenino aún no disponen de convenio colectivo
El 22 de febrero, Día de la Igualdad Salarial, tiene el objetivo de concienciar a la sociedad española sobre la desigualdad entre el salario que perciben los hombres y las mujeres por realizar el mismo trabajo o ostentar un cargo de igual valor.
Uno de los valores empleados para la medición de la brecha salarial es el salario por hora según el tipo de jornada. De acuerdo con la nueva actualización del Instituto Nacional de Estadística (INE) en noviembre de 2020, la brecha salarial fue de 6,5 puntos en jornadas a tiempo completo y 20,6 a tiempo parcial. Es decir, que el salario por hora de las mujeres se sitúa en 6,5 y 20,6 puntos, respectivamente, por debajo del mismo tipo de salario en hombres.
La diferencia salarial se incrementa en el ámbito del deporte profesional, donde las mujeres llevan reivindicando este problema durante años.
Un ejemplo de ello es la huelga que llevaron a cabo en noviembre de 2019 las jugadoras de primera división de fútbol femenino, quienes reclamaban un trato digno como mujeres y profesionales con unas garantías mínimas retributivas a la altura de su nivel competitivo nacional e internacional. Una de las principales metas era la creación de un convenio colectivo de fútbol femenino, como del que ya gozaba la modalidad masculina desde 2015, y que fue publicado a mediados de 2020.
Una de las mayores diferencias se encuentra en dichos convenios. Mientras que el de la modalidad masculina establece 6.500 euros mínimos mensuales, es decir, 78.000 euros anuales para la temporada 2016/2017; la retribución mínima femenina es de 16.000 euros anuales. La actual temporada 2020/2021 aumenta y la cantidad masculina se fija en 155.000 euros anuales.
Esta disposición va en contra del Convenio sobre la igualdad de remuneración de 1951, en el cual se establece la igual remuneración por trabajos de igual valor con independencia del sexo.
Asimismo, las deportistas profesionales de otras modalidades reclaman la creación de convenios de la actividad femenina, pues además del anterior citado, únicamente se encuentra vigente el convenio colectivo de fútbol sala femenino, el cual no es de carácter público, sino empresarial.
Otros deportes en la sección femenina como el balonmano, ciclismo o baloncesto no disponen de los acuerdos necesarios para garantizar sus derechos laborales como profesionales.
Otra de las cuestiones es la diferencia de premios entre ambos sexos en las mismas pruebas. Un ejemplo de ello es la adjudicación de premios por valor de 400 millones de dólares al equipo campeón del mundial masculino de fútbol en 2018 y de 30 millones al equipo ganador femenino. Una diferencia de 370 millones de dólares.
Roger Federer, el tenista mejor pagado, ganó en 2020 106,3 millones de dólares, casi 69 millones más que Naomi Osaka, tenista mejor pagada, con 37,4 millones de dólares.
En baloncesto, Elena delle Donne o Emma Meesseman, jugadoras mejores pagadas de la WNBA, cobran una quinta parte del salario más bajo de un jugador de la NBA.
En total, solo hay dos mujeres, Naomi Osaka y Serena Williams, de entre los cien atletas mejor pagados de 2020, según la lista de Forbes.
Carmen Ferradans afirmaba que al comparar trabajos en la misma disciplina deportiva se concluye que la formación, cualificación, responsabilidad y naturaleza de los servicios son similares, y que las únicas diferencias surgen en torno a la inferior fuerza física de las mujeres y al distinto valor de mercado o comercial.
El primer argumento viola el principio constitucional de no discriminación en materia salarial atendiendo a criterios vinculados al sexo. Por tanto, la justificación de la diferencia salarial se reduce a la rentabilidad económica, por diferencias de valoración en el mercado y su comercialización. Lo que demuestra, según los expertos, la necesidad de visibilizar el deporte femenino, pues de ello depende su aportación económica e implantación profesional.
Sin embargo, añaden, esta justificación no significa que no se deban cumplir las garantías y mínimos legales.
El deporte femenino solo recibe el 4 % de la cobertura mediática, a pesar de conformar el 40 % del total de deportistas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Megan Rapinoe, futbolista norteamericana, ha reivindicado en más de una ocasión este asunto y tras proclamarse junto con su equipo campeona mundial aseguró: “Es hora de dar un paso más hacia la igualdad. Nosotras ya hemos demostrado que damos un buen espectáculo. Es el momento de que las instituciones apuesten por nosotras”.
Buenísima noticia, mucha información y muy interesante toda, me ha encantado