Protestas de Amyts frente a la Conserjería de Sanidad.
Imagen: @amytsmedicos vía Twitter.
- El sur del país se impulsa del éxito en Madrid para dar paso a sus manifestaciones
- La falta de plantilla de profesionales, el aumento de las derivaciones a la privada, la fuga de sanitarios y las carencias en la dotación de recursos a la atención primaria son el centro de las protestas
La primera gran movilización sanitaria de Andalucía desde que Juanma Moreno ocupa la presidencia de la Junta tendrá lugar hoy sábado, día 26 de noviembre, a las 11.30 horas en el Palacio de San Telmo, Sevilla. La Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas también ha organizado salidas en el resto de capitales de provincia. Las protestas se centran alrededor del deterioro del Servicio Andaluz de Salud (SAS) desde la pandemia del COVID-19.
Según fuentes de la coordinadora, hace mucho tiempo que hay motivos para manifestarse, pero la situación epidemiológica no lo hacía posible. Es ahora el momento en el que las mareas blancas, englobadas tanto por profesionales sanitarios como por asociaciones civiles, saldrán a denunciar su situación a las calles.
A esta cita acudirán los sindicatos Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras, pero otros como el Sindicato Médico, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) o el Sindicato de Enfermería (SATSE) se ausentarán.
UGT apoya las manifestaciones/concentraciones convocadas por Marea Blanca del próximo 26 de noviembre en defensa de nuestra sanidad pública. pic.twitter.com/lkEkJ27IAU
— UGT Sanidad Andalucía (@Ugt_A_Sanidad) November 22, 2022
— CCOOSanidadSevilla (@CcooSanidadSe) November 21, 2022
Los ejes de las protestas
Hay cuatro cuestiones principales que se reivindicarán en la manifestación, y son la falta de plantilla, el aumento de la derivación de pacientes a la sanidad privada, la fuga de talentos jóvenes y la carencia de recursos en atención primaria.
La propia Consejería de Salud ha reconocido que no hay personal suficiente para cubrir las vacantes. La comunidad autónoma tiene un total de 8,4 millones de habitantes y el SAS está compuesto por 120.000 profesionales, de los cuales 12.000 son refuerzos que quedan de la pandemia.
La Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas ofrece las cifras que faltan: 1.200 médicos, 1.800 profesionales de enfermería y otros 1.000 de diversas categorías. Si se contara con estos trabajadores esenciales, se aligeraría la carga de trabajo de las plantillas actuales y se mejoraría la demora de asistencia. Pero a parte de en los centros de salud, también es necesario más personal en los hospitales. Según afirma la coordinadora, Andalucía necesita 4.000 efectivos más para la asistencia hospitalaria, de forma que las listas de espera se aligeren y se puedan mantener abiertas las especialidades.
Este problema se ve agravado por la pérdida de talento sanitario joven como consecuencia de los contratos temporales y los bajos sueldos. La inversión andaluza en sanidad es la tercera más baja del país, solo superada por Madrid y Cataluña. Cada vez hay menos profesionales que se quedan en Andalucía tras acabar sus estudios, bien porque han sido expulsados del SAS o contratados de forma efímera o porque se les ofrecen mejores condiciones en otras comunidades autónomas y países.
La falta de plantilla se traduce en el último de los problemas que denuncian las mareas blancas: el progresivo aumento de las derivaciones a la sanidad privada. Los recursos del SAS son tan escasos que, en ocasiones, la Junta ha recurrido a convenios con clínicas privadas para que hagan las funciones de los hospitales públicos.
Además de estos, Andalucía cuenta con más problemas sanitarios que, de no llegar a ningún acuerdo, podrían provocar nuevas movilizaciones.
La gestión de la Junta
Por su parte, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se mostró crítico con la gestión madrileña de las protestas de sus sanitarios, por lo que insiste en que apuesta por la herramienta del diálogo. El portavoz del Ejecutivo andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, aseguró que respetan «todas las protestas”. A continuación defendió al PP de los ataques enumerando datos como: presupuesto récord en 2023, con más de 13.800 millones de euros; crecimiento de la plantilla, con 125.000 trabajadores en el SAS, etc.
No obstante, casi el 10 % de los trabajadores sanitarios son profesionales que se incorporaron, en su día, como refuerzos para el COVID-19, así que sus contratos tienen como fecha límite en el 31 de diciembre. Los reclamos de los sindicatos quieren convertirlos en estructurales, y la Junta asegura tener intención de mantenerlos. Lo que no aclara es si durante todo el año 2023, o con un contrato ampliado a seis meses más.
El líder popular es consciente del peligro que puede suponer para su trayectoria que el descontento del personal sanitario se contagie al resto de la ciudadanía, y las marchas terminen erosionando su gobierno, como ya le ocurrió al último Ejecutivo socialista. La sensación de saturación de los centros de salud se mantiene desde la última oleada de COVID-19, pero es especialmente grave dado el periodo de alta frecuentación de urgencias en el que se encuentra España. Esto es a causa de la presión de la gripe, los vestigios de la pandemia o la bronquiolitis que padecen cada vez más los bebés.
El ejemplo madrileño del 13 de noviembre
Las protestas de Madrid tuvieron un efecto contagio que han aprovechado otras comunidades autónomas como Andalucía o la Comunidad Valenciana.
El paro indefinido que comenzó en las organizaciones de trabajadores sanitarios madrileños el pasado 7 de noviembre está sirviendo de ejemplo por cómo culminó en la movilización masiva del domingo 13. Fue la mayor manifestación hasta el momento en la capital, bajo el lema “Madrid se levanta por la Sanidad Pública”. En ella participaron vecinos, miembros de asociaciones, sindicatos y partidos como Izquierda Unida, Unidas Podemos y Más Madrid.
Los datos de Agencias como EFE cifran la asistencia en 200.000 participantes.
Los resultados se materializaron en un acuerdo al que llegaron la Conserjería y los sindicatos el pasado jueves 17 de noviembre, que difería del plan presentado por Ayuso. A pesar de todo, los profesionales aseguraron que las protestas no han acabado porque las medidas no son suficientes.