Miembros del Programa Mundial de Alimentos distribuyendo comida a los desplazados en Alepo (Siria). Imagen: UN News 

  • En Turquía, se señala al Gobierno por las amnistías de construcción entregadas a muchos de los edificios ahora derribados
  • En Siria, las organizaciones humanitarias señalan la importancia de la ayuda exterior e instan a la propia Turquía a abrir los pasos transfronterizos

Con una diferencia de nueve horas entre sí pero un mismo epicentro, el pasado lunes 6 de febrero, tuvieron lugar los dos terremotos que han asolado el sureste turco y el noroeste sirio. La catástrofe suma ya más de 24.000 muertos entre ambos países.

En Turquía, donde parece que los terremotos han sido más letales, se critica la lenta reacción de las instituciones, tanto en las labores de rescate como en el envío de ayuda humanitaria a quienes se han quedado en la calle. La situación se ve agravada por las bajas temperaturas que sufre el país en esta época.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, anunció hoy que ya había más de 166.000 equipos de rescate trabajando en las diez provincias afectadas. A los trabajadores turcos se suma la ayuda de casi 8.000 especialistas extranjeros.

El Ejecutivo de Erdoğan también tomó, hace unas horas, la decisión histórica de abrir la frontera con Armenia, que llevaba 35 años cerrada, para poder recibir ayuda desde el norte.

No obstante, al haber pasado ya cinco días desde el inicio de la catástrofe, se reducen las esperanzas de encontrar supervivientes. Turquía no presenciaba un seísmo tan destructivo desde 1999, cuando 18.000 personas murieron en la provincia de Estambul.

La magnitud del primer terremoto fue de 7.8. Al menos 6.000 edificios han quedado derruidos en Turquía, donde hoy se produjo la detención de 12 posibles responsables, entre los que se encuentran varios contratistas.

El desastre podría tener consecuencias políticas para el presidente Erdoğan, al que se acusa de haber entregado amnistías de construcción a edificios que no cumplían con las medidas de protección frente a terremotos, impuestas después de lo sucedido en 1999.

Además, la catástrofe ha afectado al Kurdistán turco (así como al sirio), la principal zona de actuación de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El PKK, en guerra con el Estado turco desde 1984, ya ha anunciado un alto el fuego unilateral para evitar el entorpecimiento de las labores de rescate.

 

Los terremotos en el contexto de la Guerra de Siria

Siria, pese a haber resultado aparentemente menos afectada que Turquía por los terremotos, no cuenta con suficientes medios para paliar sus efectos y se ve completamente dependiente de la ayuda humanitaria.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lleva advirtiendo toda esta semana que existe un problema de acceso en Siria. Señalan que es necesario abrir todos los pasos transfronterizos posibles y encontrar alternativas a las carreteras dañadas por los seísmos para hacer llegar la ayuda que el país necesita.

Los rebeldes sirios, que en un primer momento habían cerrado su paso noroeste con Turquía (Bab al-Hawa), llevan permitiendo la entrada de ayuda extranjera desde el jueves. La frontera entre Turquía y la parte del noroeste sirio dominada por el Gobierno de Bashar al-Assad, sin embargo, permanece cerrada, a la espera de que Ankara tome la decisión de abrirla, como lleva días solicitando la ONU.

Además, el terremoto no ha producido un cese efectivo de las hostilidades, ni de los rebeldes, ni del Gobierno, ni de los ataques turcos contra las guerrillas kurdas del norte del país. Tras 12 años de guerra civil, esta catástrofe natural aumenta la crisis humanitaria en Siria y se prevé que generará miles de desplazados.

 

Pável Carballido. Jefe de internacional.

“Lo más revolucionario que una persona puede hacer es decir siempre en voz alta lo que realmente está ocurriendo”. Rosa Luxemburgo