Imagen: Maite Arrebola.
Maite Arrebola es una granadina de 43 años que trabaja en la comarca de Antequera como agricultora. Después de 18 años como costurera, abandonó el sector de confección para trabajar en el campo. Actualmente, lleva 12 años en un sector en el que la presencia de los hombres es mayoritaria.
¿Cómo te defines?
Trabajadora.
¿Desde cuándo eres agricultora?
Desde 2009.
¿Por qué esta profesión?
Porque la confección en ese momento estaba muy mala y me tuve que ir a trabajar al campo.
¿Has tenido oportunidad de trabajar en otro ámbito? Si es así, ¿cuál prefieres?
Yo prefiero el campo. He trabajado en otros sitios, pero prefiero el campo. Porque estás en la naturaleza, no estás en, a lo mejor, cincuenta metros cuadrados, con un montón de máquinas, 10 o 12 horas sentada… A mí lo que me gusta más es el campo.
¿Qué fue lo que te animó a finalmente para comenzar como agricultora?
Yo he vivido toda la vida en el campo. Mis padres y mi hermanos trabajan todos en el campo y yo como me fui a coser no había conocido ese mundo. Cuando tuve a mi hijo, me dijo una amiga mía: «Vente a coger aceitunas». Yo le dije que nunca había estado y ella insistió: «Por probar no te pasa nada, quedan pocos días de trabajo». Probé, me gustó y desde entonces no lo cambio.
¿Crees que por ser mujer lo has tenido más difícil en el sector?
En mi caso, al menos, no. Porque yo y mis compañeros nos llevamos todos bien, vamos todos a una y eso es lo importante. Yo estoy muy cómoda, me tratan como uno más.
¿Has coincidido con alguna mujer o solamente has trabajado junto a hombres?
Sí que he coincidido con una mujer cuando empecé, pero ya luego nos fuimos cada una a un sitio.
¿Suele haber muchas mujeres en el sector?
Sí, pero juntas no. Como mucho dos, pero más no quieren.
¿Alguna vez has sufrido un episodio de discriminación en tu trabajo por el hecho de ser mujer?
En los años que llevo, no.
¿En alguna ocasión ha sufrido diferenciación con respecto al salario?
Solo me ha pasado una vez. Llevaban ya muchos años que pagaban menos a unas mujeres, no sé si eran cinco euros menos que los hombres. Pero donde estoy, pagan a todos igual.
Desde que trabajas en el campo, ¿has visto evolucionar el papel de la mujer en el sector?
Ahora se van viendo algunas mujeres más, pero no mucho. Como las que debería haber, no. Hay muy pocas.
¿Cómo impulsarías a una mujer a trabajar en el campo?
Pues que no solamente es decir «yo no sirvo». No sirves, no, hasta que no lo pruebas, no sabes si vas a servir o no. Porque el campo no es solamente recoger aceitunas, sino tomates, espárragos, ajos… Si no sirves para una cosa, lo harás para otra. Pero si no vas, nunca lo sabes.
¿Crees que la sociedad en general conoce y valora el trabajo de las agricultoras?
No, la gente no lo valora.
Si tuvieses el poder de cambiar algo, ¿qué cambiarías con respecto a la situación de la agricultura?
Pues no trabajar tantos años, hasta los 67, jubilarnos antes, por lo menos la gente que trabaja en el campo. No es lo mismo ser profesor, banquero o guardia civil, por ejemplo. Ellos se pueden jubilar a los 50 y los del campo tenemos que estar hasta los 67 y el trabajo es muy duro.
¿Es tan duro como dicen?
Muchísimo, mucho.
¿Consideras necesario implantar medidas para fomentar el trabajo en el campo? Si es así, ¿qué tipo de medidas?
Deberían. Por ejemplo, reducir la jornada. En lugar de 8.00 a 15.00, de 8.00 a 14.00. Parece que no, pero son 6 horas. Y 7 horas son muchas y más seguidas. Solo paras quince o veinte minutos para comer. En otros trabajos puedes estar 10 o 12 horas, pero este trabajo no, porque cansa mucho.
¿Cuál suele ser la reacción de la gente cuando les dices a qué te dedicas?
A veces te hacen comentarios de «en el campo… en el campo…», pero el campo es un trabajo como cualquier otro.