El Rey junto con Sánchez el pasado martes en el Congreso. /
- La votación provoca una nueva coyuntura entre los partidos que forman el gobierno de coalición
- La figura del Jefe de Estado no solo es inviolable en monarquías sino también en repúblicas
“La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad” así lo recoge el artículo 56 de la Constitución Española. Dicha norma, que desde hace años está sujeta a un amplio debate dentro de la sociedad y de la élite política, ha sido llevada al Congreso este jueves 25 de febrero, donde se ha ratificado gracias a los votos del PSOE, Ciudadanos, PP y Vox. Por el contrario, la iniciativa presentada por ERC ha sido apoyada por Unidas Podemos y los partidos que ayudaron a la investidura de Pedro Sánchez como PNV, Eh Bildu, Más País, Compromís y BNG. Lo que provoca una nueva coyuntura entre los partidos que forman el gobierno de coalición.
Esta nueva ruptura de la unidad de voto del gobierno ha llevado consigo duras críticas al PSOE. Los independentistas critican que sigan defendiendo a una monarquía corrupta, vetando todas las comisiones de investigación sobre las presuntas irregularidades cometidas por el rey Emérito. Por su parte, Unidas Podemos insistió en que «existe un problema democrático cuando no se pueden investigar los crímenes de corrupción de la monarquía». El grupo socialista incidió en que se trata de una reforma que exige un gran consenso.
Muchas voces critican el cambio de discurso del presidente del gobierno, quien en 2014 afirmaba que había «privilegios que habría que eliminar de la monarquía y que desde luego uno es, inexcusablemente, acabar con el principio de inviolabilidad del rey».
Este artículo acaba por ser una herencia histórica, no solo de las monarquías, sino también de las repúblicas, es el caso por ejemplo de Italia, Estado que reconoce en el artículo 90 de su constitución que «el presidente de la República no será responsable de los actos realizados en ejercicio de sus funciones».
Muchos de sus defensores argumentan que es necesaria la inviolabilidad ya que, da gran estabilidad al país y ayuda en la toma de decisiones.
Sus detractores, por otra parte, lo ven como algo arcaico, que exime al monarca y a toda su familia de responsabilidad ante cualquier delito que pueda cometer.
El aforamiento del Rey emérito, Juan Carlos I, es una excepción si se compara con casos similares de Europa. En Holanda y Bélgica, los monarcas que renunciaron al cargo perdieron todos sus privilegios e inmunidad.