Refugiados ucranianos en un búnker en Kiev durante la invasión rusa.
Imagen: Emilio Morenatti para The Associated Press.
- Ambos países han mostrado leves intenciones de negociar, pero el acuerdo parece lejano
- Kiev, la capital ucraniana, resiste a la ofensiva rusa con su presidente en la ciudad
- Estados Unidos y sus aliados solo ofrecen apoyo armamentístico a Ucrania
Las tropas rusas avanzan por territorio ucraniano tres días después de la declaración de guerra oficial por parte del presidente Vladimir Putin. Tras la entrada por el flanco norte, sur y este, el ejército llegó hasta zonas exteriores de Kiev, en apenas unas horas.
Desde la madrugada del 24 de febrero, diversas ciudades de Ucrania empezaron a sufrir ataques por parte de militares rusos, perpetrados desde el aire, mediante bombardeos; desde tierra, con el uso de tanques y más artillería pesada; y desde el mar.
Las primeras explosiones se sucedieron en los óblasts (como se denominan allí a las provincias) de principal disputa: Donetsk y Lugansk. No obstante, pronto se extendieron a otros donde se encuentran las ciudades de Melitopol, Kherson, Kharkov o Chernóbil.
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— 6w (@6w_es) February 26, 2022
El ejército ruso avanzó con facilidad durante las primeras horas de conflicto ante la falta de coordinación por parte de Ucrania. Así, unas tropas de reconocimiento de la potencia mundial entraron por el norte de Kiev el jueves por la noche. La capital ucraniana es una de las zonas clave del conflicto porque todavía se encuentra allí el presidente del país, Volodímir Zelensky.
Estados Unidos ya tenía preparada una operación para rescatar al mandatario y evacuarlo del país, según The Washington Post. Sin embargo, Zelensky se ha negado rotundamente: “La lucha está aquí. Necesito munición, no a alguien que me saque de aquí”. El presidente de Ucrania se ha dejado ver en numerosos vídeos en la capital, aunque el bando ruso sospecha que ya no se encuentra en la capital y que son vídeos pregrabados.
Con el paso del tiempo, los militares ucranianos consiguieron reorganizarse y plantar cara a la invasión. En las últimas horas repelieron el ataque ruso contra Kiev y también prepararon una contraofensiva en Kherson. Al ser tan confusas las declaraciones de ambos bandos, es muy difícil comprobar qué ciudades han caído completamente.
A pesar de la superioridad aérea rusa, el gigante es todavía incapaz de controlar el espacio aéreo y muchas de las ciudades resisten el asedio. Aun así, Rusia no ha desplegado todo su poderío militar, por lo que esa resistencia podría quedar invalidada si se aumenta la presión armamentística.
El inicio de las hostilidades
El conflicto ruso-ucraniano viene de muy lejos, pero los hechos bélicos más recientes se sitúan en 2014, cuando los sucesos del Euromaidán alejaron a Ucrania de la influencia de Putin.
Por el contrario, las regiones del Donbás, Donetsk y Lugansk, proclamaron su independencia del país caucásico debido a la presencia de mayor población prorrusa. El presidente Putin no reconoció su independencia, pero sí aprovechó para anexionarse Crimea, otra provincia al sur del país, tampoco reconocida por la comunidad internacional.
Mapa político de Ucrania. Imagen: Álvaro Merino en El Orden Mundial.
A partir de entonces, comenzaron los conflictos en la zona por la soberanía de dichas regiones, que perduran hasta hoy. Las milicias independentistas prorrusos se enfrentaron al ejército ucraniano, secundados por otros grupos paramilitares de corte nazi.
La tensión se disparó el pasado 21 de febrero, cuando Vladimir Putin ratificó, 8 años después, la independencia de ambas regiones del Donbás tras la propuesta de la Duma (Parlamento ruso). El reconocimiento, unido a la reciente acumulación de tropas rusas en zonas fronterizas, disparó las alarmas de Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea por la amenaza a la seguridad europea.
Tres días después, el jueves 24 de febrero, Putin anunciaba una “operación militar especial” para asegurar la protección de las repúblicas, frente a posibles injerencias ucranianas. No obstante, el ataque sobrepasó las fronteras de la región del Donbás y abogaba por la “desmilitarización” de Ucrania, en palabras del propio presidente.
Las reacciones internacionales
La Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), comandada por EE. UU., siempre han mostrado su apoyo a Ucrania.
Ahora bien, el país de Zelensky no pertenece a ninguna de las dos comunidades, por lo que el ejército de la OTAN no está obligado a meterse en la guerra. Su papel en el enfrentamiento actual pasa por proteger a los países aliados y fronterizos con Ucrania y tratar de acelerar los procesos de incorporación de Suecia y Finlandia para presionar a la potencia mundial
Según numerosos expertos, ni a Rusia ni a la OTAN les favorece un choque bélico, tanto por el coste monetarios como por el civil. Así pues, la única salida de la Alianza Atlántica y de la UE son las castigos en materia económica y financiera.
EE. UU. restringió a varios bancos rusos el acceso al sistema financiero estadounidense, congeló los activos rusos en el país norteamericano y vetó la inversión de empresas estatales rusas, entre otras consecuencias.
Por su parte, los 27 miembros del Consejo Europeo de la UE anunciaron que su paquete de sanciones afectarán principalmente al “sector financiero, los sectores de la energía y el transporte” y a la política de visados.
Sin embargo, todas estas políticas han quedado en entredicho, porque hay determinadas empresas de bienes de lujo que no se verían afectadas ante el ingente valor de sus exportaciones a Rusia. La potencia mundial también ha obtenido una reciente cantidad de ingresos tras dispararse la demanda de gas ruso que llega desde Ucrania ante expectativas de futuras subidas de precio.
La sanción más dura que contemplan en Europa es la restricción de Rusia del sistema pagos internacional SWIFT, que se encarga de notificar los pagos entre bancos. La medida podría tener un efecto devastador para la economía rusa y sus ciudadanos de a pie, lo que podría ayudar a frenar la ofensiva sobre Ucrania.
El problema es que todo ello repercutiría también en el resto de países europeos, que se sumergirían en más problemas económicos por sus negocios con el gigante. Este motivo ha generado reticencias entre muchos de los miembros, aunque finalmente la oposición se ha mostrado más favorable a su aplicación.
Unas horas más tarde, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, anunciaba una exclusión parcial del sistema SWIFT. Solo aplicado a las entidades bancarias ya sancionadas previamente.
Ucrania, a la desesperada
A pesar de las últimas defensas exitosas ucranianas, la resistencia militar se ha deslocalizado por completo. Ya no es el ejército el que posee las herramientas para hacer frente a las ofensivas rusas, sino que cualquier civil tiene acceso a ellas.
El Ministerio de Interior de Ucrania ha facilitado puntos de recogida de armas para todo aquel civil que quiera participar en la guerra. Incluso el Gobierno estudia la posibilidad de liberar a presos ucranianos con la condición de su unión a las Fuerzas Armadas.
Milicias de extrema derecha están aprovechando la situación para tomar fuerza en el país. El batallón Azov ha llamado al reclutamiento de voluntarios para luchar contra los soldados rusos.
El propio Vladimir Putin, consciente de la situación de descontrol del monopolio de la fuerza en Ucrania, ha aprovechado para alentar un golpe de Estado: “Hago un llamamiento al personal militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania (…). Tomen el poder en sus propias manos, será más fácil para nosotros llegar a un acuerdo con ustedes».
Las migraciones y víctimas civiles
La polaridad en la información de ambos bandos hace difícil estimar el número de fallecidos totales en el conflicto. Desde Ucrania, apuntan a que cerca de 200 civiles han muerto en estos tres días de combate, aunque es necesario esperar para comprobar la fiabilidad de los cálculos.
Otra de las consecuencias del conflicto es el número de refugiados que se han visto obligados a huir de sus lugares de residencia. Por el momento, Polonia ha confirmado la llegada de 100.000 ciudadanos ucranianos desde su frontera.
Los datos recopilados por países fronterizos indican que la mayoría de las migraciones se están produciendo dentro del territorio, de este a oeste, pues es una zona todavía segura.
El fin de la guerra no parece cercano, aunque Rusia y Ucrania han declarado necesaria la vuelta a la diplomacia. Sin embargo, mientras ambos Estados se ponen de acuerdo, se esperan más bajas y desplazamientos fronterizos en las próximas semanas.