Susana Hidalgo. Imagen: Abro Comillas.
Susana Hidalgo es una maestra que lleva toda la vida trabajando en el ámbito de la educación de las más pequeñas y pequeños. En la actualidad, forma parte de la cooperativa que gestiona la Escuela Infantil Patas Arriba de Rivas-Vaciamadrid (Madrid), aunque pasó varios años como directora del centro cuando abrió en 2004.
¿En qué momento decides dedicarte a la educación? ¿Tenías claro lo que querías ser desde pequeña?
Desde que tengo uso de razón, yo tuve claro que quería estar en infantil. No tengo muy claro por qué, pero siempre he deseado trabajar en eso.
Yo soy maestra en Educación Preescolar y Primaria. Antes, las oposiciones iban más en general, es decir, eran una sola para infantil y primaria y yo no quería entrar en un cole para evitar dar clase a niños más mayores. Nunca hice oposiciones por eso y ya, cuando era una individual para cada etapa escolar, yo ya tenía mi escuela.
Si pudieses elegir otra profesión ahora mismo, ¿cuál elegirías y por qué?
Cuando te has pasado la vida trabajando en lo mismo y te has formado muchísimo en el área de la educación infantil, siento que yo solo sé hacer esto. Encima con esta edad. Así que está la cosa complicada como para hacer otra proyección.
A título personal me gustaría algo que tuviera relación con la naturaleza, como ser jardinera o algo similar para trabajar con la tierra.
¿Cómo ves la situación actual de la sociedad en términos de igualdad de género? ¿Crees que hemos avanzado mucho respecto a hace unos años o seguimos igual?
Es una pregunta interesante. Yo creo que sí, que se ha avanzado bastante. Incluso, ha habido un cambio de conciencia en los hombres bastante importante de lo que realmente es el movimiento feminista, es decir, que no es mujeres contra hombres y hombres contra mujeres, sino que todas las personas somos iguales.
El movimiento feminista está consiguiendo muchísimo, pero veo que hay una brecha que tiene su parte positiva y su parte menos positiva, porque tampoco es negativa. Me refiero al debate de la presencia de hombres o no en la manifestación del 8M.
Hay una diferencia muy grande entre el feminismo de hace muchos años y el feminismo de actual. Ahora los jóvenes conocen un 8M multitudinario: 1 millón de personas en el centro de Madrid. Por el contrario, yo he vivido las manifestaciones de 200 personas en la calle Atocha, solo mujeres.
Ahora mismo, no se entiende que no haya hombres y yo, honestamente, no concibo tampoco el feminismo y el mundo sin ellos. Me parece que eso es una irrealidad. Sin embargo, comprendo que haya mujeres que defiendan que no quieren la presencia de hombres en ese día.
Aún recuerdo cuando una amiga mía muy joven me dijo: “Tengo un cabreo encima. Pues no me dice fulanito que no piensa venir al 8M…”. A mí ese momento me hizo ver que esta generación no concibe que los hombres no estén. En el fondo, vas con tu estandarte y luego te encuentras con otros estandartes, que son importantes y que, si no te los hacen ver, pues no te das cuenta de que están.
Durante tu vida estudiantil y tu posterior experiencia en el ámbito laboral, ¿te has encontrado con problemas relacionados con la desigualdad?
A ver, a título personal, problemas o situaciones personales concretos que tuviese que enfrentar, no. Pero, ¿por qué Magisterio es solo chicas? ¿Por qué en este trabajo, que somos todo mujeres, vivimos las dificultades de la desigualdad de género?
Poco a poco se ha ido modificando esto, ya que lo hemos tenido que cambiar. Por ejemplo, se da por sentado que las madres son las que van al médico, a las reuniones del cole, etc. Entonces, en esta empresa tenemos que cubrirnos continuamente las ausencias de las 18 mujeres que somos. Llegó un momento en el que dijimos: “A ver, no podemos faltar todas a la vez, porque luego llega junio y están las reuniones de fin de curso, las fiestas del cole…”
Por otro lado, entendemos que hay que facilitar y cuidar la conciliación familiar, pero eso no es solo que una empresa de mujeres facilite la vida al resto de personas de ese mismo sexo, sino que las familias comprendan que los hombres también tienen que colaborar. Esas son las dificultades con las que nos encontramos, que no son agresiones, pero de forma implícita sí lo son.
Es verdad que este mundo es muy feminizado, por lo que la confrontación solo se da con el género femenino machista inconsciente, que también lo hay.
¿Te sorprende que haya más mujeres de las que se puede pensar en un principio con un pensamiento machista?
No, no me sorprende. Me enfada. Aunque es cierto que, aquí en la escuela, sí que he visto una evolución muy grande en las compañeras. Yo he pasado de ser la peleona, la de “ya estás tú con tus cosas” a conseguir que hablen en femenino y a que sean conscientes de que lo que no se nombra no existe. Si nosotras no nos nombramos, no nos van a nombrar ellos, por decirlo así.
Uno de los motivos para realizar esta entrevista, es que el sector de la educación infantil es uno de los más feminizados, con un 97,7 % de mujeres, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿A cuántos hombres te has encontrado durante tu vida laboral o universitaria?
Pocos. En mi promoción de Magisterio había tres en total; en mi clase solo uno de 45 estudiantes. En cuanto a mi vida laboral, no hubo ninguno en una escuela que estuve 14 años. Aquí, en Patas Arriba sí que hubo uno, que formó parte de la cooperativa y se fue, aunque se sigue dedicando a la educación infantil. Luego vinieron otros dos, pero ya no están. Son muy pocos los que permanecen y, realmente, no sé por qué.
¿Crees que, se debería promover que las mujeres elijan carreras científicas, en las que porcentaje femenino es mucho menor? ¿Cómo se podría incentivar esto, en especial, en los cursos previos a tener que decantarte por una de las muchas opciones disponibles?
Claro que creo que se debería hacer algo, pero no me parece fácil. Hay que cambiar el modelo que se ofrece. Muchísimas mujeres se han dedicado a la ciencia y han hecho grandes descubrimientos y no se conocen. No están en los libros de texto. El 8 de marzo se hace un mural y se ponen a mujeres históricas, pero ¿esto de qué nos sirve? Realmente, pasa en todos los ámbitos: en la literatura, en la ciencia, en el arte… No están, son todo hombres. Entonces, si yo estoy diez años o veinte de mi vida estudiando y solo una vez al año me nombran a tres mujeres, no se quedan en el ADN estudiantil que me están inculcando. Estamos enseñando a las mujeres que, sí, podemos hacer un día, pero ya. Eso es lo que aprehenden.
Siempre se dice que las mujeres tienen un mayor tacto y saben cuidar mejor a los niños para justificar la poca masculinidad en el sector de la educación infantil. ¿Crees que esto es una habilidad intrínseca de la mujer o que se debería romper con dicho estereotipo?
Creo que hay que acabar con este estereotipo y desfeminizar la profesión. Además, personalmente, yo no tengo hijos. Estoy en esta profesión no solo porque me gusten los niños, sino porque me gusta la educación desde la base. A mí me apasiona ver cómo los pequeños van evolucionando, van creciendo…
Reconozco que hay muchas compañeras que sí que están porque les encantan los niños y es cierto que existe un instinto maternal que no tienen los hombres. Sin embargo, desde el punto de vista profesional, no creo que sea necesario. Incluso, lleva a cometer muchos errores de cómo llevar la clase o a tratar a las niñas y a los niños como si fueran tuyos. Eso no significa que no se pueda ser cariñosa y muy respetuosa con ellas.
Aparte, los hombres que se dedican a esta profesión son buenísimos educadores. Por eso, yo creo que habría que animar a los hombres a que conozcan esta profesión. ¿Cómo? Para empezar, la etapa de 0 a 3 años debería tener otra reconsideración dentro del sistema educativo. Este periodo es la base de la enseñanza y las trabajadoras no somos valoradas.
¿Crees que la escuela infantil puede ser una solución para que aquellas mujeres que son madres puedan desarrollar su actividad profesional?
Para empezar, yo creo que ese no debería ser el planteamiento de la escuela infantil, pues es una etapa de la educación. Es la propia familia la que tiene que decidir a quién debe facilitar la vida el hecho de meter a tus hijas e hijos en la escuela desde el principio. Entiendo que los dos miembros deben organizar y priorizar lo que necesiten.
Es verdad que la escuela, al final, soporta mucha de las necesidades y las carencias que tienen las familias y las mujeres en ese sentido. Además, la posibilidad de tener a las hijas y a los hijos aquí da opción a que ellas puedan buscar su propio espacio. No obstante, esa necesidad de proyección profesional femenina no la tiene que cubrir la escuela infantil, sino la administración y la sociedad en general.
Imagino que los niños que vienen aquí, aún son muy pequeños para entender términos tan complicados como feminismo, machismo, etc. Pero, ¿se fomenta en el centro de alguna forma el concepto de igualdad y de respeto entre ellos?
Sí, claro. Aquí no hacemos distinción y en esta escuela hemos trabajado el uso del femenino y del masculino a la vez cuando hablamos. Por ejemplo, siempre decimos: “nos vamos todas y todos al patio”. Además, siempre nombramos primero al femenino, lo que también ha hecho cambiar mucho la conciencia. Ha sido muy interesante, porque ha habido familias que se enfadaban porque solo hablamos en femenino cuando nos referíamos a “las personas”. Es más, muy pocos padres varones han dicho o se han atrevido a decir algo, pero las madres que solo tienen hijos varones sí que han protestado.
Aparte, ha habido una evolución tremenda. Ahora ya no viene tan marcado por las familias lo que pasaba antes de que “los niños solo juegan con coches, las niñas solo juegan con cocinitas”. En todas las escuelas que he trabajado, desde siempre, se daba la misma oferta tanto a niñas como a niños y no se marcaba a dónde iba cada uno. Lo que trabajamos con los disfraces o con las pinturas es la transformación del cuerpo y que tú te sientas bien. Si te hago una coleta, la gente te va a decir lo guapo o guapa que estás, pero ni te va a marcar ni te va a cambiar de sexo. Si te gusta ponerte el traje de flamenca, yo te lo pongo porque me lo has pedido, no recaigo en si te llamas María o Luis. Eso sí, nuestra metodología está basada en el respeto y en el ritmo de las necesidades de las otras personas.
¿Por qué crees que es tan importante tratar este asunto desde una edad tan temprana?
Porque somos personas desde que nacemos. A la gente que se hace esta cuestión, yo le preguntaría que cuál es la edad a la que habría que empezar a hacer esto. Tú adquieres información y te formas como persona en el momento en el que naces. Desde el principio tienes que tener las mismas posibilidades y toda la cantidad de información que puedas para que tus neuronas hagan el mayor número de conexiones posibles en la etapa de 0 a 3 años.
¿Se hace alguna jornada o actividad especial en el día de la mujer?
Nosotras en la escuela tenemos un proyecto que se llama Nuestros Días Especiales. Hay días que trabajamos con las niñas y los niños mediante actividades concretas, como el Día de la Tierra o del Agua. Otros, solo los simbolizamos con un mural. Estas edades son muy tempranas para que entiendan algo, pero nosotras sí les significamos ciertas fechas para que las familias vean que es importante y tomen conciencia, como el Día de la Música, el 8M, el Día de las Familias.
Imagina por un momento nos encontramos en el 8 de marzo de 2030. ¿Cómo crees que habrá cambiado para entonces el papel de la mujer? ¿Crees que tendrá aún más relevancia en la sociedad o qué habremos retrocedido en ese aspecto?
Aquí lo difícil es separar lo que me gustaría que fuera de lo que verdaderamente creo que va a poder ser. Mi anhelo sería que no hubiera tanta diferencia entre hombres y mujeres, por lo menos en mi entorno laboral o en España, también porque creo que los pequeños universos se pueden ir extendiendo. Además, opino que una igualdad entre hombres y mujeres en el planeta no va a estar en el 2030, eso seguro. Sin embargo, sí creo que puede haber mucha más conciencia y menos enfrentamiento, es decir, una mayor comprensión de lo que realmente es un mundo de igualdad entre hombres y mujeres.
¿Y en relación con el sector de las escuelas infantiles?
En este aspecto sí que soy un poco más positiva, porque creo que el movimiento feminista se ha extendido más y que las mujeres tienen más conciencia. Entonces, viendo como han ido evolucionando mis compañeras de la escuela en cuanto a su consideración de ellas mismas como mujeres dignas de derechos, yo creo que vamos en muy buen camino. También es verdad que en las administraciones hay otra consciencia y una mayor presencia de mujeres. Eso se nota muchísimo en el trato y en la importancia que se da a determinados temas y procesos.
¿Qué le dirías, en base a tus experiencias, a una mujer de 18 años que no sabe qué carrera escoger?
Uf… pues yo le diría que no se precipite, teniendo en cuenta que los plazos son los plazos. También que, más que pensar en un éxito profesional, busque un éxito personal y que le dé tanto satisfacciones culturales, como sociales… En definitiva, que pueda tener una vida plena y serena, que no hay que confundirlo con el aburrimiento o con estar parada.